la Historia
Si algo caracteriza a la documentación histórica sobre el Castillo de la Estrella, es el gran vacío que existe sobre el mismo hasta la conquista cristiana de la fortaleza, en el primer cuarto del siglo XIII. El cerro sobre el que se asienta se localiza en una importante posición estratégica, con una ocupación antrópica prolongada que se retrotrae a época prehistórica, según se comprueba a partir del abundante material cerámico de este período que puede observarse en superficie. De los primeros siglos de conquista musulmana todo son incógnitas. La zona estaba ocupada por una población bereber o de origen hispano tempranamente islamizada, como se ha podido constatar en la excavación de una maqbora en la cercana población de Villanueva de la Fuente (Menteixa) datada por sus investigadores desde el siglo IX al XI (Benítez y Álvarez, 2008). En estos primeros momentos el lugar pudo tener una ocupación por parte de campesinos-pastores, aunque no dudamos del valor militar y estratégico del enclave, relacionado con el abastecimiento de las tropas que recorrían los importantes viales de origen romano que discurrían por esta zona (González, 1975: 3).
En el periodo que va entre el Califato y las Primeras Taifas el Castillo parece desarrollarse como un hisn articulador de los territorios circundantes, asociado a una estructura de población de un marcado carácter rural (Matellanes, 1999: 208) y al control de los caminos que discurren y se cruzan a los pies del castillo: el camino de Cuenca a Granada (Plaza, 2009:41-65), la vía de Mérida a Levante y el camino de Alcaraz a Úbeda (Ruibal, 1987:154). En este mismo periodo, dentro del Campo de Montiel, otras dos fortalezas emergen como importantes centros estratégicos, son los husun de Eznavexor y Alhambra (Matellanes, 1999: 125-140).
Las tres fortalezas citadas formarían desde entonces una importante demarcación administrativa que parece estar más en relación con el área andaluza o levantina que con las tierras de La Meseta, como parece inferirse a partir del trazado de la caminería de toda esta zona. Localización del Castillo entre las vías históricas (Plaza, 2009:41-65), (Ruibal, 1987:154). Lo que sí está claro es que a partir de la caída de Toledo y con las sucesivas invasiones norteafricanas se militariza la zona del Campo de Montiel, convirtiéndose todo el área en un balad asimilable a un iqlim o distrito, que va a tener su centro en la fortaleza que nos ocupa (Matellanes, 1999: 117), como confirma la descripción realizada por el Muyan de Yaqut a principios del siglo XIII (Palacios, 2005: 135). En este periodo son numerosas las noticias sobre enfrentamientos bélicos donde se ve envuelta la guarnición del castillo, como la denominada Batalla de la Mata de Montielllo, en 1142 (Ruibal, 1987: 154).
A partir de 1213, las fortalezas del Campo de Montiel van a ir cayendo una tras otra en manos de la Orden de Santiago que había sido protagonista de la mayoría de las acciones bélicas en esta zona desde finales del siglo XII (Ruibal, 1994: 655; De Ayala, 2007: 423). Dentro de este proceso, la última fortaleza en caer sería precisamente el Castillo de la Estrella, que sufrió un largo asedio a cuyo fin debió construirse como padrastro el cercano Castillo de San Polo (González, 1975; Palacios, 2006, 43), hasta su conquista definitiva en 1227 (sobre la problemática de esta fecha ver Ruibal: 1987:157). La fortaleza y sus términos fueron donados a la Orden de Santiago por parte Fernando III en 1227 (Ruibal, 1987: 158). La Orden creó con base en el mismo la Encomienda de Montiel desde donde potenció la repoblación de toda la zona, dotando a la villa del Fuero de Cuenca (Ruibal, 1987:158), creando un feria anual de ganado a partir de 1242 en la festividad de San Lucas (Ruibal, 1987:157): “Connosçida cosa sea a quantos esta carta vieren como yo don ALFONSO por la gracia de Dios rey de Castiella de Toledo de Leon de Gallizia de Sevilla se Cordova de Murcia et de Jahen en uno con la reyna doña Yolant mi mugier do et otorgo a la orden de la Cavalleria de Sanciague et a vos don Pelay perez maestro dessa misma orden et a todos los otros maestros que seran despues de vos en esta orden sobredicha por servitios que me fiçcistes en la conquista de Murcia et me faredes, que fagades feria en Montiel et que comience el dia de Sant Lucas et que dure diez días. (...) Además se intentó dotar al Castillo de recursos económicos mediante montazgos y portazgos asociados al paso de ganados y mercancías (De Ayala, 2007: 626-688). No obstante, los resultados fueron infructuosos durante la mayor parte del siglo XIII, generándose no pocos despoblados (Madrid, 2004: 145-176), muy probablemente porque en estos momentos los esfuerzos bélicos y económicos cristianos se centraron en la conquista y repoblación de la Andalucía Bética (De Ayala, 2007: 423).
Hasta principios del XIV no se desarrolla totalmente la red comendataria santiaguista. A partir de entonces el Castillo de la Estrella se convierte en un punto estratégico de primer orden que articula política, administrativa y económicamente toda la comarca. Parece que fue en este momento cuando se construyó el recinto cristiano de la fortaleza, como adaptación a esta nueva realidad. Avanzando en el tiempo, y no queriendo detenernos en el abundante número de datos que de estas fechas se poseen sobre la Encomienda Montieleña, el siguiente hito importante se va a producir en 1369, en el contexto de la guerra civil castellana entre Pedro I y Enrique de Trasmatara, produciéndose en este momento el sitio de la fortaleza y la posterior batalla en los campos cercanos (Valdeón, 2005). Según se aprecia en la crónica del Canciller de Ayala, el Castillo se encontraba en estos momentos totalmente fortificado, con un aspecto muy similar al que describen los libros de visita de 1478 (De la Peña, 1961).
La fortaleza estuvo habitada hasta los primeros años del siglo XVI (Ruibal, 1987: 160), aunque con un uso cada vez más reducido, al perder la mayor parte de sus funciones, encontrándose a fines de esta centuria en un estado de conservación preocupante, como se observa en las Relaciones Topográficas de Felipe II (Viñas y Paz, 1971): “... el dicho castillo ... de presente no tiene alcaide de residente y el cargo del lo tiene y siempre lo ha tenido el Comendador desta villa e antiguamente hasta que podia haber treinta años poco más o menos tiempo tuvo alcaide residente y en el habia muchas armas de diferentes maneras e brojos de yerro e tiros de artilleria todo para defensa de guerra e guarda del castillo e que todas estas armas e tiros faltan en la dicha fortaleza e los encasamentos de dentro donde habia una cocina e otros aposentos e caballerizas todo esta hundido e dello falta mucha cantidad de madera, clavazon e ladrillos que no se sabe quien es a cargo dello ..., e por descuido de los Comendadores e sus alcaides ha venido en quiebra e daño la dicha fortaleza e sus edificios ...” Desde el siglo XVII en adelante la fortaleza fue desmantelada por los vecinos de la villa para las construcciones de la misma. Por citar una fuente del siglo XIX reproducimos el texto que dedica Sebastián de Miñano al tratar la fortaleza, tanto por su valor histórico como por la explicita sentencia que hace: “Esta villa, que en otro tiempo fue capital o cabeza de su campo, tan nombrada en las historias de España, de hermosa y fuerte que era, por la mutación y las derrotas propias de su antigüedad, ha llegado a ser todo lo contrario: nunca fue muy populosa, pero si plaza de armas muy fuerte, que estaba circundada de robustas murallas, petril, torres y barbacana, que con su inexpugnable castillo, son el día de hoy unos objetos de la mayor atención”